La hotelería ha evolucionado con el paso del tiempo al igual que el pensamiento en cuanto a su impacto en el medioambiente. En los últimos años, y ante los avances tecnológicos, la industria ha logrado incorporar mejores prácticas y estrategias enfocadas a ofrecer servicios de calidad y amigables con el entorno.

La sostenibilidad, al ser una de las prioridades dentro del sector, se ha convertido en la musa inspiradora de compañías tecnológicas, plataformas virtuales y organizaciones sin fines de lucro, las cuales trabajan en el diseño de herramientas tecnológicas y certificaciones que garanticen una considerable reducción en los montos de las facturas de servicios públicos así como en el impacto negativo de las operaciones tanto a nivel social como medioambiental.

Una de las herramientas tecnológicas que más está llamando la atención se relaciona a un sistema de sensores diseñados para reducir el gasto energético, permitiendo detectar cuando en un determinado espacio hay gente presente o no, ajustando automáticamente el entorno de la habitación y eliminando el elemento humano de la ecuación.

Esta tecnología ya ha sido implementada en diversos establecimientos, como el resort Montage Deer Valley en Park City (Utah-EE.UU), en donde fueron incorporados sensores que apagan todas las luces de las habitaciones desocupadas dos veces al día y bloquean los termostatos, el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado cinco minutos después de que una persona abandonó la habitación.

Además de estos sensores, en hoteles como el Bardessono Hotel & Spa de California, uno de los más sostenibles del mundo, se están implementando otras innovaciones como persianas de aluminio que regulan la temperatura de las habitaciones y un sistema propio de energía geotérmica que configura de manera electrónica la temperatura deseada, en cuestión de minutos.

En cuanto a los espacios públicos, el desafío es mayor, dado el constante movimiento de las personas y eventos organizados. Según expertos, la solución está en analizar el espacio público, su extensión y uso. De este modo, los sensores podrán ser programados para ajustar el entorno antes de tiempo y según las necesidades.

En el caso de un salón de eventos, la temperatura previa dependerá del número de personas que estarán presentes. Para pequeñas reuniones, no se requiere de un excesivo pre enfriamiento o calefacción, pero para una fiesta la atención deberá ser adicional por el número de gente activa. Por otro lado, en lo concerniente a un espacio destinado a oficinas, los controles de programación pueden activar o desactivar la energía, basándose en un determinado horario laboral.

“Muchos hoteles quedan atrapados en qué comida sirven, qué entretenimiento tienen a mano, pero en vez de eso deben analizar a sus huéspedes e identificar patrones y ubicaciones, a fin de poder controlar la producción de energía”, asegura Wayne Souza, director de ingeniería de Montage Deer Valley.

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